sábado, 5 de diciembre de 2009

Marchito.

Cuando recibí la carta de confirmación no lo creía.
¡Me habían seleccionado! ¡Cumplía con los requisitos del estúpido programa de citas!
Debo presentarme mañana en la mañana no especifica hora; pero llegaré temprano, esperar me pone nervioso.

La noche pasó muy rápido. Es una suerte que en esta ciudad todo esté cerca, y mejor vivir cerca de la agencia.
Después de estar caminando casi veinte minutos, me encontré con el dichoso lugar. Por fuera parece una casa bien acomodada, blanca, con rosas de todos los colores y tamaños en la entrada. Está claro que las citas son un buen negocio.
Toco el timbre de la entrada. Un suave sonido es acompañado por el olor dulce de las rosas.
-¿Sí? - Una joven mujer responde a mi llamado
-H-Hola tengo una hora...
-Oh, es usted, Señor...
-Sí, soy yo.- No quise esperar a que dijera mi nombre; no me gusta, se podría decir que me siento "orgulloso"  de él, pero no me agrada.
-Pase, por favor.-
Abro la puerta del ante jardín. Camino un tanto ansioso; pero seguro de mi mismo. Me distraigo con una rosa blanca casi marchita que desentonaba con las demás. Si no fuera porque la joven me saludaba, hubiera chocado con su rubia y blonda figura.
-Bueno días.- Me sobresalté con sus saludo, me tomó desprevenido.
-B-Bueno días, lo siento. Casi chocamos
-No se preocupe, lo bueno es que no pasó. ¿Pasemos?- Dijo con una radiante sonrisa.
Ya dentro, divisé varias mujeres rodeando la edad de la chica que me atendía, todas buenas mosas y "de todos los tipos".

-Siéntese, por favor.- Le obedecí.
-¿Usted me va a atender? Perdón por la pregunta pero antes había otra chica atendiéndome.- Pregunte tímidamente.
-Sí, yo lo atenderé. La otra chica- Dijo riéndose - fue ascendida.
-Ah, lo comprendo...
-Bien, he revisado todos sus datos y encontré a la mujer ideal para usted.
-¿Mujer?-Dije con cierto descontento.
-Sí, esta vez es una mujer la que más calza con su descripción.
-Pero, debe haber una error; pedí explícitamente a un hombre, para mí es mucho más fácil.
-Lo sabemos, y lo sentimos, pero esta vez es una mujer.- Dijo con esa impecable sonrisa y con cara de preocupación.
-Bueno, ¿y como es?- Quise saber ya resignado.
-Está al rededor de los cuarenta y cinco años, enfermera, estudiante de medicina, tiene 5 gatos y vive con su madre de ochenta años.-Después de una pausa en la cual yo meditaba, ella volvió a hablar.- Siento repetirlo, pero es lo único que tenemos.
-No se preocupe, está bien.- Sigo meditando, no es una buena oferta pero...
-Y bien acepta, ¿o no?
-Sí, más que mal, alguien tiene que hacerlo.-Dije con una nerviosa sonrisa.
-Esa es la actitud, Señor Nybbas.
-Tengo que hacerlo, yo también quiero ascender.
-Todos lo queremos créame, incluso yo, este trabajo por lo menos es temporal en mi caso. Bien, ingresaré sus datos... Adivine, si no hubiera aceptado el caso hubiéramos estado en la obligación de cortar su rosa y usted sabe lo que eso significa.
-Oh, claro, qué suerte, no tengo ganas de volver allá abajo.

-Nadie quiere, se lo aseguro. Bien su caso está asignado. Ella se contactará con usted del modo habitual.
-Ok, está bien.-Le devolví la sonrisa.- Bueno, creo que es hora  de irse.
-Nos estamos viendo, y un consejo : amplíe su rango de búsqueda. Por siglos se sabe que los hombres son poco astutos debido al que ellos tenían la mayor carga familiar, pero ahora las mujeres se estan incorporando a pasos agigantados.- Su sonrisa nunca se borró de su rostro.
-Sí, creo que lo haré, me acostumbre al clima templado de acá arriba, abajo es demasiado caluroso. ¿Como dijiste que te llamabas?
-Oh, lo siento. Mi nombre es Lilith,- al escuchar su nombre, mi rostro se iluminó - como su agente no tenga miedo de volver abajo, está en buenas manos.
-Estoy seguro de ello, muchas gracias.
-No, gracias a usted.