viernes, 13 de agosto de 2010

Primera Noche, al fin.


Fuimos a los juegos infantiles dentro del condominio con el grupo. Yo y Tomas nos sentamos uno al lado del otro. Hablamos de casi todo. Hasta que luego de un rato el clima comenzó a afectarme.
-¿Tienes frío?- Preguntó
-No- dije, haciéndome el macho. 
-¿Cómo que no? Si estas tiritando- Sí, además tirité, pero pensé que no lo había percibido.
-Bueno sí, un poco.- dije, con algo de verguenza
-¿Te paso mi polerón? - Su mirada era de preocupación.
-No, no te preocupes. Puedo soportarlo.
Hizo un pequeño gesto de desaprobación. Tomo mi mano derecha y la paso por detrás de su cintura. Luego, ambas manos y parte de mis antebrazos estaban tocando su tibio estomago cubierto por su ropaje.

-Estás helado, ¿Cómo que no tenías frío?- dijo, a unos pocos centímetros de mi cara. No dije nada solo sonreí y él hizo lo mismo.


Supe, en ese momento,que nosotros éramos algo eterno.
Supe que esos ojos no los olvidaría nunca.
Supe que aunque peleáramos nada nos separaría.
Supe que ese amor no se desvanecería de ninguno de los dos.
Supe, de alguna manera, que te amaría pasara lo que pasara.
Supe que estaba frente al amor de mi vida.

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